De un tiempo para aquí se ha hablado mucho acerca de los cristales con filtro de luz azul. Unos dicen que van muy bien y otros dicen que es otra forma de sacar dinero. ¿Quién tiene razón? ¡Vamos a verlo!
¿Qué es la luz azul?
Primero de todo hay que decir que, para abreviar, lo llamamos “luz azul” pero en verdad seria “luz azul-violeta”.
La luz azul es parte de la luz visible, es decir, nuestro ojo percibe esa luz azul como parte de un color dentro del espectro electromagnético. Esta luz azul la emiten tanto fuentes naturales como el sol y también fuentes artificiales, como los dispositivos electrónicos que todos usamos en nuestro día a día. En la luz, un 25% de su composición es luz azul, es decir, es un componente de la luz tanto natural como artificial.
Hay que recordar que la luz visible se compone de rayos de diferentes colores, el azul entre ellos. La longitud de onda de cada uno de los rayos que componen el espectro visible es diferente. Los colores que percibimos son el resultado del reflejo de una longitud de onda sobre una superficie y la absorción del resto. Es decir, si vemos un objeto rojo es porque su superficie refleja la longitud de onda del color rojo y absorbe la de los demás colores.
Un clarísimo ejemplo lo vemos en la propia naturaleza, cuando sale el arcoíris. Ese fenómeno no es otro que la descomposición prismática de los rayos de luz, mostrando todo su espectro de colores.
¿Es la luz azul-violeta lo mismo que la luz ultravioleta?
No. Los rayos ultravioleta pertenecen al espectro de luz no visible. Este tipo de rayo, llamado también UV, puede ser muy perjudicial para los seres vivos. Según la Skin Cancer Foundation, los cánceres de piel del párpado representan entre el 5 y el 10% del total de los cánceres de piel, además, el 90% de los signos visibles del envejecimiento prematuro alrededor de los ojos son causados por los rayos UV.
¿Por qué la luz azul es nociva?
Aproximadamente el 25% de la luz blanca visible es de color azul. Dentro del espectro de rayos azulados que la componen, existen diferentes tonos, con una longitud de onda diferente. Por supuesto, no todos los rayos de luz azul son perjudiciales para nuestra salud.
La luz azul-morada o azul-violeta es la que tiene la longitud de onda más corta y, por tanto, es la que más energía tiene. La luz azul-violeta o luz visible de alta energía, puede provocar fatiga y estrés visual, además de la aparición precoz de la DMAE (Degeneración Macular Asociada a la Edad), una de las principales causas de ceguera en el mundo. La luz azul-violeta afecta negativamente a las células que se encuentran en la mácula, un tejido sensible a la luz situado en el fondo del ojo. Es importante saber que las células que componen la mácula no poseen capacidad de regeneración.
La luz azul-turquesa, sin embargo, tiene importantes beneficios para la salud. Se encarga de “poner en hora” el reloj biológico, que regula los ciclos de sueño/vigilia (ritmo circadiano), la temperatura corporal y, también, los procesos cognitivos y de memoria. Cuando el reloj biológico no funciona como debería, el organismo presenta diferentes problemas como cansancio crónico, desorientación, cambios de humor, alteraciones gástricas, malestar general, etc. La luz azul-turquesa, además, está relacionada con el reflejo de constricción pupilar, un mecanismo de protección natural que tiene la retina para proteger a los ojos frente al exceso de luz . Los rayos de luz azul-turquesa también son importantes para la correcta percepción de los colores y para tener una buena agudeza visual como parte de la luz visible.
La exposición a la luz azul dañina
La exposición de los ojos a la luz azul-violeta ha aumentado de forma increíble en los últimos años debido, fundamentalmente, a tres causas:
- Las fuentes de luz artificial emiten en la banda de longitudes de onda de la luz azul más nociva para la retina. La luz visible de los LED y pantallas tienen un porcentaje mucho mayor de luz azul que las luces naturales.
- Se ha multiplicado el uso de las luces LED y de los dispositivos electrónicos en los últimos años. Según un estudio de la Fundación Telefónica, un usuario de smartphone mira su dispositivo unas 150 veces al día. A todo eso hay que sumarle ver pantallas de ordenador, televisión, etc.
- El organismo no ha tenido tiempo a generar mecanismos fisiológicos de compensación para protegerse de esta luz, ya que todos estos aparatos emisores de luz son relativamente muy nuevos.
Patologías asociadas
Es importante limitar o protegerse de la exposición a las emisiones de luz azul-violeta de las fuentes de luz artificiales. Recibir un elevado porcentaje de estos rayos puede causar:
- Fatiga y estrés visual. Aparece cuando los ojos tienen que ver en condiciones de poca o mucha luz y, también, cuando tienen que enfocar durante mucho tiempo para ver, por ejemplo, textos, vídeos o imágenes en un Smartphone. El Síndrome Visual Informático (SVI) es una patología visual de reciente aparición que afecta a una de cada siete personas, que suele aparecer en forma de ojos rojos, secos, cansados, dolores de cabeza… Desde el Instituto Nacional de Salud y Seguridad Laboral en Estados Unidos advierten que usar ordenador tres o más horas al día aumenta las probabilidades de que el SVI aparezca; esto significa que el riesgo es mayor entre los que trabajan delante de una pantalla o con entornos multipantalla.
- Alteración de los ritmos circadianos. Las pantallas emiten luz azul-violeta para que los puedas ver incluso en las horas más soleadas del día. Pero, por la noche, tu cerebro se queda confundido por esta luz, intensa como la solar, reduciendo la producción de melatonina, la hormona que da a tu cuerpo la señal de ir a dormir. Dicho de otra forma: la luz de los dispositivos electrónicos puede interrumpir tu ciclo de sueño, haciendo más difícil dormir y permanecer dormido y esto, a la larga, puede llegar a causar serios problemas de salud.
Como protegerse de la luz azul nociva
- Comer frutas y verduras. Los alimentos ricos en antioxidantes protegen frente a la DMAE. Un estudio científico difundido por la publicación internacional Ophthalmic and Physiological Optics, demuestra que las personas con cataratas suelen tener niveles bajos en su retina de dos antioxidantes: luteína y La luteína se encuentra en el kiwi, las uvas rojas, el calabacín y la calabaza. Las naranjas, el melón dulce, el mango y la papaya son ricos en zeaxatina. El maíz y las verduras de hoja verde, como el brécol, las espinacas o los guisantes verdes, contienen tanto luteína como zeaxatina.
- Usar gafas con cristales con filtro de luz azul, ya sea con graduación o sin para desviar parte de esa luz nociva para nuestros ojos.
Consulta a tu óptico de confianza acerca de cómo protegerte de la luz azul nociva.